El confinamiento provocado por la pandemia ha cambiado algunos de los hábitos y rutinas que muchas personas tenían; los niños/as y jóvenes han visto alterados sus hábitos de sueño, alimentación, hasta sus rutinas deportivas; algunos/as de ellos/as se quedan hasta altas horas de la noche haciendo uso de medios tecnológicos para jugar o comunicarse con sus amigos, lo cual hace que despierten tarde al otro día y desde ahí ya se comienza a alterar toda la rutina diaria. La ansiedad que les provoca el confinamiento, los hace tener mayor ingesta de comida, en cualquier momento y sumado a ello, no pueden salir a caminar, jugar a la pelota o andar en bicicleta, como quizás antes lo hacían, todo lo cual claramente trae consecuencias tanto físicas, psicológicas y emocionales.
A pesar del confinamiento, es necesario ir preparándose poco a poco para una posible vuelta a la “normalidad” y por ende regreso de rutinas, momento del cual, no tenemos certeza de cuándo será, sin embargo, es importante ir preparando tanto el cuerpo como la mente a un posible retorno a las diversas áreas de nuestras vidas.
¿Qué hábitos y rutinas perdidas durante la pandemia, debemos recuperar y cómo hacerlo?:
-Primero que todo, no agobiarse por querer recuperar estos hábitos o rutinas de forma rápida; la idea es ir poco a poco recuperándolas o quizás también, es buen momento para adquirir nuevas rutinas.
-A propósito de nuevos hábitos, debemos incorporar medidas de autocuidado que antes, algunas de ellas no teníamos; uso de guantes y mascarillas en todo lugar, respetar el distanciamiento social, no saludarse con un beso ni darse la mano, respetar horarios, uso de alcohol/alcohol gel, desinfección de la ropa al volver al hogar, lavado de manos frecuentemente, estornudar o toser cubriéndose con el antebrazo, etc.
-Hacer un horario en conjunto a la familia, donde se fijen momentos de: comer, estudio, trabajo, actividad física, tiempo libre, dormir, etc.
-Muy importante es mantener o retomar la rutina escolar; lo cual es comprensible que sea un esfuerzo para los padres, pero que tendrá beneficios en el futuro, y de esta forma, los/as niños/as y jóvenes no pierden el ritmo de estudio; ya que, de lo contrario, les costará mucho más retomar cuando vuelvan a la escuela.
-Progresivamente ir incorporando las actividades que hacían antes y que habían dejado de hacer, idealmente actividades que no requiera salir del hogar.
-Si necesariamente requiere salir, es normal que experimente un tanto de ansiedad o miedo; sin embargo, si le ocurre esto, no se enfrente a grupos grandes de personas si no se siente preparado.
-Respecto a la alimentación, la cual, en algunos casos, se ha visto afectada, ya que el aburrimiento y la ansiedad, provocan la ingesta de alimentos no nutritivos, en cualquier momento del día; intentar volver a una dieta sana y equilibrada, poco a poco eliminando la ingesta de alimentos que no aporten nutrientes.
-A raíz de lo anterior, intentar trabajar la ansiedad con ejercicios de relajación y respiración; lo cual puede ser integrado como un nuevo hábito a incorporar.
*Finalmente lo importante es ser conscientes de las medidas de prevención y de la responsabilidad que tiene cada uno para que podamos retomar lo más pronto nuestras rutinas y actividades de antes. Necesario y relevante es inculcar estos hábitos y rutinas a los/as niños/as y jóvenes; como siempre decimos, más que con las palabras, con el ejemplo, que ellos vean que sus padres aplican estas formas de autocuidado.
¿Y a usted, que hábito/rutina, le gustaría recuperar en este período, o qué rutina nueva ha integrado en su quehacer diario?
Isabel Hadad R.
Psicóloga
Escuela San José
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